Natàlia Calvet. Coach, experta en hábitos saludables
Asociamos el verano a una acumulación de malos hábitos: comer mal, no movernos de la tumbona, dormir poco y la consecuencia inevitable de hacerlo así son varios kilos de más a la vuelta de las vacaciones. Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), se estima que los españoles engordamos de media unos 3 kg cada verano y la mayoría de las veces ya no los volvemos a perder. ¿Es posible aprovechar el buen tiempo y las vacaciones para mejorar nuestra alimentación y nuestros hábitos de ejercicio y descanso? Veamos por qué sí, es posible.
El verano es la época de los excesos, todos nos relajamos un poco más y posponemos nuestros objetivos hasta septiembre. Solemos pensar que estando de vacaciones todo vale, pero no es así. Cuando llegue septiembre llevaremos todos los excesos que hemos cometido durante los meses de calor en forma de algunos kilos de grasa de más.
Para que esto no nos ocurra, propongo aprovechar esta estación que tanto nos gusta para mejorar nuestras rutinas.
Existen 3 factores clave que nos ayudarán a incorporar estos nuevos hábitos saludables:
• tener una estrategia clara,
• cambiar la mentalidad,
• darse un margen de flexibilidad.
Para conseguir transformar nuestros hábitos este verano tener una estrategia es básico. La clave es hacerlo paso a paso, con decisión y alegría. Hacer un seguimiento de estos nuevos hábitos y no saltárnoslos dos días seguidos nos será de ayuda para integrarlos.
Debemos aprovechar que en verano nos apetece comer más ligero para incorporar verduras y hortalizas en todas las comidas, incluido el desayuno. También cuando comemos en un restaurante.
Asimismo, con la gran cantidad de frutas deliciosas de temporada, podemos practicar el hábito de comer fruta si nos apetece un snack, y así prepararnos tupper con fruta cortada para llevar a la playa y pasar del helado. Igualmente, acostumbrarnos a pedir fruta de postre en los restaurantes.
Una de las cosas que más dificultades conlleva a la hora de evitar las tentaciones es salir a tomar algo. En estas ocasiones optar por una refrescante agua con limón, agua con gas o infusiones o té con hielo es tu mejor opción. Nos refrescará de verdad y nos mantendrá hidratados sin aportarnos calorías extra.
Para ayudarnos a estar activos existen varios trucos, como llevar una pulsera cuentapasos y llegar a 10.000 cada día, aprovechar los momentos de playa y piscina para hacer ejercicios dentro y fuera del agua, organizar actividades dinámicas con la familia y amigos (gincanas, partidos de voley playa, patinar, bicicletas, excursiones...), fijarnos 3-5 días a la semana para entrenar...
Finalmente, es importante no olvidar nuestro descanso. Aunque nos vayamos a dormir más tarde, es importante mantener unos horarios de sueño regulares y cambiar las pantallas de TV, móviles y ordenador por conversaciones a la fresca, leer o escuchar música. La luz azul que emiten las pantallas interfieren en la calidad de nuestro sueño, por lo que es recomendable alejarse de los aparatos electrónicos al menos 30 minutos antes de acostarse.
Además de tener una estrategia, debemos trabajar en nuestra mentalidad. En verano se da un fenómeno muy extendido que ella llama “de perdidos al río” que significa pensar “estoy de vacaciones, ya haré dieta en septiembre, por lo tanto aprovecho al máximo”. Y así, nos dejamos llevar por la gratificación inmediata que nos ofrecen los helados, las patatas fritas, la cerveza, las grandes comilonas o estar tumbados en la hamaca, el 100% del tiempo, olvidando completamente nuestros objetivos a largo plazo.
Es importante darnos cuenta de que para disfrutar no hace falta sucumbir a todos y cada uno de los alimentos poco saludables que nos rodean (que son muchos); comiendo sano también se disfruta y además le damos a nuestro cuerpo lo que requiere.
Lo bueno del verano no es comer estos productos (que perjudican nuestra salud y bienestar y además son adictivos), ni estar todo el día sin movernos. Lo bueno del verano son las compañías, las experiencias y nuestras vivencias y aventuras. Es esencial centrarse en eso y no en la comida.
Por otro lado, considerando el entorno en el que vivimos, donde estos productos insanos están a nuestro alcance las veinticuatro horas al día y además también se nos empuja a no movernos y a no dormir lo suficiente, tenemos que darnos un margen de flexibilidad. Para hacerlo, nada mejor que la estrategia 90/10.
Llevar una vida sana debe ser para siempre. Para hacerlo sostenible y teniendo en cuenta que el ambiente que nos rodea, utilizar la estrategia 90/10 es esencial. Hazlo bien el 90% del tiempo y date el 10% de margen para comer esas cosas no tan saludables pero que te gustan (helados, cerveza...) o para estarte un día entero tumbada en la playa.
Tenemos que adquirir unos hábitos saludables que disfrutemos y nos duren para siempre y durante todo el año. Es muy importante que aprendamos a comer, a movernos, a descansar y a gestionar nuestras emociones de una manera que optimice nuestra salud y nos ayude a sentirnos fantásticos, sanos y felices. El verano es un momento genial para empezar a hacer cambios.
Queda claro entonces que podemos conseguir mejorar nuestros hábitos en verano al mismo tiempo que lo disfrutamos plenamente. Solo hace falta la mentalidad apropiada, el punto de flexibilidad necesario y las estrategias adecuadas.