por Jessica Fernández Donate. Clinica Dental Mar Tarazona
Por todos es sabido que la lactancia materna es el alimento ideal y más completo durante los seis primeros meses y hasta el primer año de vida, como complemento al resto de alimentos.
La lactancia materna se debe finalizar con la aparición de los primeros molares de leche que aproximadamente coincide con los doce meses y es el momento en el que el bebé suele empezar a caminar. Además, emocionalmente, en la maduración del niño aparecen los vínculos afectivos con papá y mamá. El riesgo es sustituir y confundir los vínculos afectivos con el amamantamiento; en lugar de dar amor con los brazos lo das con el pecho y la dependencia emocional de la madre que eso crea. También es como decirle al bebé: "No dejes de ser bebé". Nutricionalmente no tiene sentido ya que pasado el año de vida ya ha obtenido los beneficios nutricionales e inmunológicos.
En la lactancia materna lo primero en aparecer es el calostro, el oro más blanco. El calostro es un líquido denso, cremoso y de color amarillento que suele aparecer a los tres días después del parto y es muy valioso desde el punto de vista nutricional ya que aumenta las defensas inmunitarias del recién nacido. El calostro es del todo suficiente como primer alimento, en espera de la subida de la "auténtica leche". Con el paso de los días el calostro se aclara hasta que la leche consigue un color blanco. Una madre puede producir de 7 a 12 mililitros de calostro, independientemente del peso del niño y de su necesidad nutricional. El calostro tiene el mismo sabor que el líquido amniótico, lo que proporciona al bebé un sentimiento de seguridad porque es de lo que se alimentaba en su periodo fetal, convirtiéndose en la mejor bienvenida al mundo. También proporciona un importante aporte de inmunoglobulinas A, que son necesarias para proteger al organismo ya que no somos capaces de producirlas por nosotros mismas hasta el tercer mes de vida. Su función es la de proteger las paredes del intestino y el aparato respiratorio de los ataques de microorganismos patógenos, neutralizando también sus toxinas.
La lactancia materna también ocasiona menos alergias, problemas de piel en neonatos, disminuye el riesgo de muerte súbita, contribuye a un correcto desarrollo del cerebro y los nervios, asegura un buen desarrollo dental y maxilofacial.
Para el desarrollo de los dientes es importante, ya que el agarre del bebé al pecho, distinto al del biberón, favorece el adecuado desarrollo de la mandíbula y las demás estructuras de la boca, evitando, posiblemente, la necesidad de aparatos de ortodoncia. También contribuye a la prevención de las caries dentales.
En cuanto a la alimentación de la madre, es importante decir que es una tontería doblar la cantidad de las comidas porque das el pecho y hablar de alimentos exclusivos para la lactancia. Hay que comer según el hambre que se tenga, dejando de lado el peso. El consumo energético que conlleva la lactancia nos ayudará a recuperar poco a poco la línea sin necesidad de dietas estrictas. Basta con mantener un alimentación rica en frutas y verduras, pastas, arroz, pan integral, legumbres o cereales, queso, leche y yogur, aceite de oliva, aceite de girasol, mantequilla, margarina, frutos secos y súper importante beber como mínimo un litro y medio de agua al día.
Durante la lactancia es conveniente evitar en primer lugar el alcohol, ya que pasa directamente a la leche, pudiendo perjudicar al bebé, y no tomar estimulantes como café, té, etcétera.
Para mantener una buena producción de leche bastará con que el bebé tome el pecho correctamente; a más succión, más producción de leche. Otro aspecto importante para la producción de leche es descansar entre toma y toma. También ayuda beber infusiones como hierbaluisa, hinojo o anís, que contribuye a aumentar la producción de leche.
Las ventajas de la lactancia materna también son para la madre ya que nos ayuda con la depresión posparto por la producción de oxitocina, que favorece el descanso y la relajación de la madre. Aunque la mayor ventaja y lo más emocionante es el vínculo que se crea entre la madre y su bebé, convirtiéndola en un momento único y una experiencia inolvidable.
Pero cómo alimentar a tu bebé es una decisión personal y libre. Deja que sea tu decisión y no a la de otros, sin sentirte ni coaccionada ni frustrada por la sociedad ni por ninguna opinión.