Carla Iglesias. Aqua Aura
Las fiestas navideñas son un motivo para reunir la familia. Aquí tenemos dos palabas que cuando se juntan pueden ser especialmente complicadas: reunión y familia. Pero podemos valernos de un hermoso ritual para que en lugar de vernos en situaciones difíciles. Veamos entonces... La piedra que representa la familia es la drusa de cuarzo por su símbolo de "aglomerado de puntas" (el significado de su nombre) y en ella encontraremos mucha energía, aparentemente parecida, que nace de una misma fuente y luego cristaliza de forma individual y única.
La reunión familiar es el momento perfecto para que, con la utilización de los minerales en forma de tríada, sanemos a través de la sutileza amorosa del cuarzo rosa, la fuerza de protección, limpieza y desbloqueo de la turmalina negra, y la transmutación y apertura hacia la espiritualidad de la amatista. Es decir que conseguiremos, mediante el amor puro, limpiar y equilibrar esa energía única que es la familia.
La persona encargada de preparar, limpiar y potenciar las piedras debe tener claro que su intuición empezará a funcionar con más fuerza que nunca, que cada detalle en la preparación de ese acto "alquímico" con las piedras es importante, y que la energía que lo motiva debe ser de entrega y amor hacia los suyos desde lo más puro de su corazón.
Lo primero es saber cuántas personas vendrán a la reunión y juntar una piedra de cada uno de las antes mencionadas, haciendo tríadas de pequeños cantos rodados para cada participante. Los niños también tendrán un papel importante en la reunión y deben también recibir sus propias piedras.
La limpieza de los minerales de canto rodado es sencilla y rápida. Primero debemos lavarlos con agua y jabón neutro para eliminar polvo y grasa de las manos de otras personas que han tocado anteriormente el mineral. Después dejaremos todas las piedras en un plato con sal seca, preferentemente sal gorda, pero sin mezclar los minerales.
Colocaremos todos los cuarzos rosas separados de las amatistas y las turmalinas negras rodeando el resto de las piedras, en el plato.
Hay que tener en cuenta que la drusa de cuarzo es importante y también debe ser limpiada. Con la ayuda de la geometría sagrada, podremos ordenar las piedras en forma de mandala, construyendo alrededor de la drusa de cuarzo círculos concéntricos, primero con las amatistas, luego con los cuarzos rosas y por último rodeamos el conjunto con las turmalinas.
Todas las piedras deberán permanecer 24 horas sobre la sal y, una vez limpias energéticamente, las limpiaremos la sal sobrante únicamente con un pañuelo. Dos días antes de la gran reunión escribiremos en un folio los nombres y apellidos de quienes asistirán. Luego buscaremos pequeños saquitos de tela, donde colocaremos las tres piedras.
El gran día de la celebración buscaremos una bonita bandeja donde pondremos el folio con los nombres debajo de la tela o paño que la cubra; por encima, la tela y luego, a modo de "mandala", ubicaremos en forma circular, rodeando la drusa de cuarzo, los saquitos alrededor.
El mandala deberá estar montado durante toda la reunión y sólo se empezará a deshacer con el primer familiar (o grupo) que se marche de la reunión, que se llevará su saquito con los tres minerales.
Cuando las familias son muy numerosas se puede dar un saquito a cada grupo y no individualmente. Es una manera de no perder la fuerza del trabajo y ahorrar en el coste de los minerales.
El motor de la energía la proporciona la drusa de cuarzo y mi consejo es que el "alquimista" que prepare todo el ritual haga una pequeña meditación y visualización con aquella piedra.
Una vez entregados a cada persona sus minerales, la recomendación es que los dejemos en casa, cerca de una foto familiar, el resto del año con el fin de volver a llevarlos a la siguiente reunión.
La actuación de los minerales es eficaz y sencilla, y por lo tanto cada persona debe tener una explicación clara de la energía de cada piedra: la turmalina nos limpiará y protegerá; el cuarzo rosa nos unirá a través del amor, y la amatista nos guiará hacia nuestro camino, iluminando nuevas vidas.
Que estas celebraciones sirvan para sembrar, a través de los minerales, la semilla de la luz espiritual en cada corazón, y aprovecho este espacio para desearos unas felices fiestas.
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