Diana Kesselman
En Reflexología el secreto está basado en sólo tres palabras: tocar con amor.
¿Por qué los pies? Son las bases, los pilares que nos sostienen y permiten andar la vida.
Están alejados de nuestro centro y, por lo tanto, necesitados de tener presencia y amoroso cuidado. Y básicamente porque el Todo se expresa en las partes, el pie refleja el Todo y además permite trabajar cómodamente desde allí nuestro cuerpo físico, mental y emocional.
¿Para qué los pies?
Para recuperar, a través del toque, la homeostasis (autorregulación orgánica), ese estado del Ser pleno funcionando a tope.
¿Cómo los pies?
Nos cuentan cosas... Desde lo visual, podemos observar cómo caminamos la vida, las superaciones que han dejado huellas, movimientos internos en pos del crecimiento, amores que dejaron marcas...
Desde el toque terapéutico, percibo sus dolores, inseguridades, bloqueos, necesidades, batallas emocionales.
La vida misma de cada persona reflejada en los pies: cada órgano, glándula, sistemas, son precisamente establecidos.
En cada par de pies la Vida se expresa a través de los cuatro elementos de la naturaleza que nos constituyen.
¿Por qué los pies?
Porque miro los dedos y veo el potencial del elemento aire: su pensamiento, sus ideas, su mente, su comunicación, su memoria, su expresión, su capacidad para el pensamiento abstracto.
Porque miro los metatarsos y veo el potencial del elemento fuego: la espontaneidad, el entusiasmo, la intuición, el impulso, la creatividad, el dar (ya que los brazos están reflejados en esa área)
Porque miro la zona de los arcos y veo el potencial del elemento agua: percibo las emociones. ¿Y cómo son éstas? ¿Son controladas y encauzadas apropiadamente? ¿O se encuentran en un estado de inestabilidad emocional que provoca ansiedad, miedo o terror?
Porque miro la zona del talón y veo las potencialidades del elemento tierra: la capacidad de concreciones materiales, la importancia de la familia, del sustento, del trabajo y el hogar.
Todo está grabado en ambos pies, lo corporal, las vivencias, las capacidades, las potencialidades y cuáles pudo realizar.
Y en este trabajo maravilloso, la labor del terapeuta es expresar amor y sensibilidad a través de las manos...
Estar ahí para y con ese par de pies... Para que se produzca lo que a su tiempo, liberará, sanará y posibilitará el encuentro con el Sí Mismo.