Alejandra Grimaldos Molina. Terapeuta y formadora de Reflexología podal
Como cualquier otra terapia natural, la Reflexología podal puede servir de lupa para ver qué está sucediendo en nuestros cuerpos y nuestra vida en este momento. A través del tacto del terapeuta se invita a la persona a sentir, a sentirse en realidad y tomar conciencia de aquellos puntos o aspectos que requieren nuestra atención y cuidado especial.
Uno de los principios en los que se basa la reflexología es el de la homeostasis, es decir la capacidad innata de los organismos para mantener el equilibrio o, lo que es lo mismo, que el cuerpo en su estado más natural tendría que sentir bienestar; por tanto, toda alteración que estemos observando ha de provenir de algún modo de una manera antinatural de actuar o de vivir.
Esto nos lleva a otra cuestión, ¿qué es estar en equilibrio? Para cada persona significa una cosa, por eso es importante no perder de vista que, aunque hay unas leyes comunes que rigen el universo y parecen afectarnos a todos por igual, cada persona es a la vez única y no hay un mismo método válido para todo el mundo. Esto lo vemos en igual medida en el concepto de interacción entre el micro y macrosistema en el que se basa cualquier tipo de terapia refleja zonal: toda la información del universo está contenida en una célula, todo el potencial de desarrollo del ser humano lo está también. En el pie está contenida toda la información del cuerpo y a través del tacto se puede actuar sobre estas partes, activando, relajando y/o sedándolas.
Así es posible ir revisando qué está sucediendo en cada plano a través de una atenta mirada y la estimulación manual de los pies. Intentaré ejemplificar esta manera de abordar el cuerpo con lo que podríamos ver a través del sistema digestivo.
En el plano físico repasamos los órganos y vísceras que lo conforman y observamos su estado a través del tacto, la sensación y las respuestas del cliente. Se presta especial atención a la boca, esófago, estómago, hígado, vesícula biliar, páncreas, intestino delgado y grueso.
En el plano mental: qué creencias, ideas, aprendizajes están influyendo en mi manera de comer, los alimentos que escojo y qué pensamientos tengo acerca de los procesos relacionados con la nutrición.
En el plano emocional: cómo siento lo que pasa en mi vida, qué personas, situaciones, se me están indigestando. Es fácil ver la relación entre cómo me siento y cómo lo somatizo en el cuerpo. Por ejemplo, todos conocemos la sensación de "tener mariposas en el estómago" cuando nos enamoramos, que se nos "cierre el estómago" por nervios, o nos podemos referir al dolor por una traición o impacto emocional como una "patada en el estómago".
En la parte más energética encontramos en esta zona el tercer chakra, del plexo solar o asiento del alma, relacionado con la autoestima y la capacidad de establecer vínculos emocionales duraderos. Si está armonizada, la sensación que predomina en la persona es la de tranquilidad y aceptación.
Y la interacción entre estos elementos, se ha visto ya que en el tracto digestivo existe una cantidad ingente de neuronas, es decir células nerviosas que están directamente relacionadas con el cerebro. Este es un campo de investigación abierta ya que las relaciones que se establecen entre elementos que antaño parecían ser sólo algo subjetivo se están confirmando con numerosos estudios realizados en medicina y psiquiatría. Se están promulgando términos como tranquilidad digestiva, las bacterias beneficiosas que se encuentran en el sistema digestivo influyen en la salud general del cuerpo y cuando por estrés u otras causas se alteran pueden derivar en problemas en todo el organismo. Cada vez se recomiendan estilos de vida más natural, relajados y con mayor conciencia para proteger también la mucosa intestinal.
Al final, lo más decisivo es la actitud de la persona que acude a la sesión. No es un sujeto pasivo (aun cuando la terapia pueda actuar con la persona dormida, ya que no estamos desconectados). Una sesión de reflexología podal es una invitación a tomar las riendas de nuestra salud a todos los niveles, no con la intención de poner el foco de atención en aquello que no funciona bien, sino como invitación a volver al estado de homeostasis antes descrito, una situación de mayor bienestar personal en todos los planos. Cada persona ha de hacerse sus propias preguntas tras lo que se observa en la sesión y el papel del terapeuta es orientar en los posibles cambios que se quieran realizar.
A través de las sesiones y las clases que imparto intento transmitir esta noción, que somos mucho más que la suma de nuestras partes, y es de suma importancia que todas esas partes estén en equilibrio y perfecto bienestar.
En marzo comienza la nueva edición de la formación profesional de
Reflexología podal en Valencia en el Instituto Valenciano de Terapias Naturales.