Sayari Mati. Facilitadora de tantra, círculos de mujeres, reiki y profesora de yoga
Vivimos en una sociedad en la que se premia la producción, la actividad, la agitación, las prisas y eso también afecta a la sexualidad. Se confunde el tener una experiencia sexual satisfactoria con llegar al orgasmo o a la eyaculación con una excitación desorbitada, muy intensa y por ende, breve, como si la única finalidad de un encuentro amoroso fuera el orgasmo o la fuga energética, es decir el final.
Esto a veces está genial, pero como práctica única y habitual suele provocar hastío y una sensación de vacío, como de haberse perdido algo.
En tantra preferimos saborear todos los estímulos y momentos, por ello se asocia el tantra a "durar horas en la cama". Eso no significa que la penetración dure horas, aunque a veces también es así, sino más bien a que abordamos los encuentros sexuales como una meditación, sin prisas, degustando cada instante, permaneciendo presentes y prestando atención a los detalles que provoquen sensaciones placenteras, como una temperatura adecuada, el tacto de las telas o sábanas, inciensos agradables, luz tenue, música apropiada, ropa sugerente, masajes con aceites, plumas y lo que a cada cual le funcione. Y lo más importante de todo: fuera móviles, relojes o cualquier distracción que pueda sacarnos del estado meditativo. Por eso es por lo que al practicar tantra necesitamos tiempo.
Esto mismo ocurre en el cultivo tántrico individual.
Es importante una sana, amorosa y consciente autoexploración de una misma para saber qué es lo que nos gusta, a nosotras, a nuestro cuerpo, qué es lo que realmente nos funciona y sobre todo, abordar el encuentro con nosotras mismas desde un lugar tranquilo y meditativo, de escucha, de darnos, regalarnos ese amor que anhelamos y que a veces pedimos a otr@s sin habérnoslo dado primero a nosotras mismas.
El ritmo de la sociedad actual, las prisas y lo que se ve en las películas ha influido sobremanera, haciendo que entremos en un mundo más bien orientado en metas claras, rápido y lineal, alejándonos así de nuestra polaridad femenina cíclica, más tranquila, nuestra esencia.
El tantra invita a ir poco a poco y a tener muy presente la elevación y manejo de la energía.
Los pilares del tantra son la respiración, el movimiento, el sonido y el manejo de la energía.
Durante el encuentro tántrico en pareja o individual, la respiración profunda (mejor por la boca) y el contacto con toda la piel son básicos para poder elevar la energía que se va despertando, siendo totalmente prescindible la excitación y habiendo diferentes tipos de respiración, cada una con fines diversos.
La idea, más que perseguir la excitación constante y desde el principio, es dar amor a través de la caricia, saborear todo el rango de experiencias, desde lo más sutil hasta lo más excitante o intenso y despertar las sensaciones en toda la piel, desde la cabeza a los pies, despertamos al cuerpo, lo movemos (en especial las caderas, donde reside la kundalini o energía sexual), nos hacemos cuerpo, llevamos un estado de presencia tal al cuerpo, que lo habitamos por completo.
Otro componente empoderador es el uso de la voz durante la autoexploración. Y no me refiero a forzar nada ni a imitar imágenes que hemos visto en películas, sino a permitir que suene nuestro instrumento. Nuestra caja torácica, junto con las cuerdas vocales y el diafragma hacen de nosotras un instrumento perfecto, así que si nos movemos, respiramos y elevamos nuestra energía, es normal que el instrumento suene... En tantra agradecemos cuando la voz se activa, la melodía se está creando.
Y el cuarto pilar es el que hace de esto una experiencia trascendental, puesto que el manejo de la energía por el cuerpo a voluntad hace que podamos dirigir los orgasmos a partes del cuerpo que no imaginarías (desde el hígado hasta el chakra de la coronilla), sentir el free-flow por todo el cuerpo, expansiones energéticas fuera del cuerpo, estados alterados de consciencia, fusión con el Todo u "orgasmo cósmico", recibir mensajes o lo que llamo "verdades celulares", ya que vienen de un lugar no mente, etcétera.
Todo esto también es sexualidad y también puede formar parte de tu repertorio sexual.
Esta es mi propuesta en "Mujer Salvaje · Mujer Sagrada", un espacio en el que te acompaño a descubrirte, a conocer tu potencial multiorgásmico, místico, a amarte y a reconocerte y en el que aprenderás técnicas tántricas, taoístas y chamánicas, y reconectar así con los rincones olvidados de tu cuerpo y de tu Ser.
Ofrezco también el espacio "Trance Tántrico", abierto a ambos sexos en cultivo individual. Te invito a meditar tantreando en tu cuerpo, en tu templo sagrado.
Próximos talleres:
"Mujer Salvaje · Mujer Sagrada". Inicio 10 y 11 de noviembre.
"Sanación de patrones. Placer en plenitud". 20 y 21 octubre.
Más info en www.sayarimati.com, Tlf. (34) 722 543 084.