por Raquel Cabo. Terapeuta holística
Hasta hace poco se creía que la enfermedad era una situación que venía del exterior, nuestra fijación y descubrimiento de un sinfín de virus, bacterias, hongos y demás dejaban nuestro destino en manos de unos bichitos y una especie de sino o suerte, que no tenía remedio, es decir, un "me ha tocado" como un negro destino al que debíamos resignarnos.
El origen de la enfermedad hasta ahora se atribuía a un "me ha tocado" y las personas resolvían esta situación con resignación y con poca implicación de la parte de responsabilidad y resolución. Hasta hace poco casi nadie sabía que el origen de la enfermedad suelen ser emociones estancadas de situaciones mal resueltas en nuestra vida. Y que la enfermedad es como una energía cristalizada de esa emoción energética que se queda atrapada en alguna parte u órgano de nuestro cuerpo físico.
Ahora, gran número de personas comienzan a despertar y descubrir el origen emocional de las enfermedades, y a aceptar del mismo modo la responsabilidad sobre nuestras actitudes, palabras y pensamientos; y sobre nuestra historia personal, pero también transpersonal y sistémica (pues eso que nuestros antepasados no resolvieron igualmente puede ser el origen de nuestra enfermedad).
Las emociones son lo que más nos caracteriza como seres humanos, gracias a ellas hemos conseguido los momentos más sublimes, sólo basta escuchar a un niño reír, o a alguien llorar de alegría, o sentir esos momentos donde somos todo corazón. Sin embargo, una emoción conflictiva, de la que no nos queremos ocupar, pasa a formar parte de nuestra sombra, esa parte de nosotros que no queremos mirar y admitir, esa es la cueva donde se gestan todas las enfermedades. La enfermedad, pues, no es una "maldición" sino un testigo de eso que anda mal en nuestra psique y en nuestra vida, y por tanto se cristaliza en forma física. Como el caso de aquel niño que no quiere escuchar a sus padres discutir, y no puede verbalizarlo por miedo a que sus familiares se enfaden con él y dejen de quererle. Es por eso que su cuerpo verbaliza el conflicto en forma de otitis. Esto no quiere decir que todas las otitis sean debidas a que los niños no quieran escuchar discutir a sus padres, eso sería demasiado simplista, y se debe evitar generalizar o banalizar una situación de tanto sufrimiento. Lo que el terapeuta holístico y transpersonal hará será estudiar tu historia familiar y averiguar qué emociones están estancadas y pueden formar parte de tu enfermedad física.
Mediante diferentes técnicas como la kinesiología, el terapeuta irá rastreando todo un sistema de emociones estancadas, y la edad y el momento en que se produjeron, y al volverlas a traer al momento presente, se toma conciencia de ellas; luego, con ayuda de un imán, se sacan del sistema energético-magnético del organismo. Es lo que se llama descodificar emociones.
El resto se va equilibrando con terapia floral. Una de las esencias florales que mejor regulan estas emociones tan estancadas y transpersonales es el Sistema de Esencias Florales Larimar, de la que soy su creadora. La esencia de Agua de Luz Blanca, por ejemplo, saca a la superficie aquellas emociones que estaban formando parte de la sombra, y las limpia y equilibra a nivel muy profundo. La esencia floral La Huesera armoniza el alma, como si un ser de luz nos uniera hueso a hueso todas aquellas partes de nuestra alma que se hubieran quedado atrapadas a lo largo de esta vida, en traumas, situaciones no resueltas, o en otras vidas.
Cuando la enfermedad viene del árbol familiar
Este es el sistema ideal para sanar a nuestro niño interior y las situaciones no resueltas; sin embargo, muchas veces no es suficiente, pues nuestra dolencia viene en su origen de algo más profundo, de lo oscuro en nuestro sistema familiar. Cuando es necesario el código debe cambiar, y en este caso para descodificar la causa debemos hacer uso de la terapia de constelaciones familiares o bien, de conexión arquetípica del corazón. Allí con el mapa que resulta ser nuestro árbol familiar, iremos viendo quién enfermó de lo mismo que nosotros y que es necesario integrar o equilibrar en nuestro sistema familiar.
Si la situación requiere un reequilibrio con nuestro guía interior o ser crístico, utilizaremos en terapia la conexión arquetípica del corazón, para que se realice desde nuestro ser más profundo y sabio nuestro arquetipo de amor incondicional y crístico esa sanación profunda, extirpando de raíz, creencias, contratos, malos pensamientos y negritudes.
A la vez, volveremos a cerrar el trabajo con las Esencias Florales Larimar, pues en este caso Rosa Magenta nos cubrirá el corazón de amor; Ruda limpiará nuestras creencias y obsesiones, y El Llovedor se llevará nuestras penas y desesperanzas más profundas.
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www.esenciasfloraleslarimar.com
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