Olga Lava Mares. Kinesióloga y formadora de terapeutas
La ansiedad forma parte de la condición humana y sirve para afrontar situaciones de peligro o riesgo, pero cuando es demasiado intensa o duradera se convierte en una fuente de sufrimiento. Actualmente una gran parte de la población padece trastornos de ansiedad que llegan a interferir en sus vidas cotidianas, provocando la pérdida del bienestar y la dificultad de disfrutar de una vida plena y saludable.
Qué es la ansiedad
La ansiedad es un sentimiento de inquietud o miedo ante un posible peligro, que puede ser real o imaginario. Responde a motivos personales que suelen tener un origen no definido y generalmente basado en experiencias pasadas no agradables que vuelven al pensamiento presente.
Las preocupaciones van de un problema a otro y pueden involucrar a la familia, las relaciones interpersonales, el dinero, el trabajo y la salud. Incluso estando consciente de que sus preocupaciones o miedos son más fuertes de lo necesario, la persona que lo sufre tiene dificultad para controlarlo.
La ansiedad puede provocar problemas de alcoholismo y todo tipo de adicciones, depresión, disfunciones sexuales, afecciones de la piel, fatiga crónica y otras enfermedades como úlceras o colon irritable.
Causas
El estrés: ante una situación externa que produce tensión el sistema nervioso reacciona produciendo más hormonas que desencadenan una serie de cambios en el organismo, manifestando un aumento del ritmo cardíaco, de la respiración, de la tensión muscular, y a nivel emocional, ansiedad. En la actualidad hay factores estresantes muy característicos como el miedo a perder el trabajo, a no ser aceptados socialmente, a no cumplir las expectativas impuestas, etcétera.
Enfermedades físicas: algunas de ellas producen ansiedad como las enfermedades de tiroides o la angina de pecho.
Toxinas o medicamentos: algunas toxinas como la cafeína o el alcohol, o ciertos medicamentos pueden producir ansiedad. Igualmente un síndrome de abstinencia puede ir acompañado de un estado de ansiedad, entre otros síntomas.
Factores medioambientales: entre los más importantes se encuentran el ruido ambiental o el lugar de trabajo.
Síntomas
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los casos. Aunque cada persona, según su predisposición biológica y/ o psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas, estos son los más comunes: nerviosismo, miedo, fobias o ataques de pánico, aumento del sudor, opresión en el pecho, respiración dificultosa, hiperventilación, dolor de cabeza, temblores, peso en hombros y cuello, ideas negativas, insomnio, etcétera.
Tratamiento kinesiológico
Algunas personas describen la procedencia de su ansiedad por factores distintos: abandono o fallecimiento de un ser querido, pérdida de un trabajo o el fracaso de un proyecto, un medio ambiente adverso, la soledad, la mala suerte, etcétera. A otros, en cambio, les sorprende que la ansiedad surja cuando más contentos están o ya han conseguido sus logros personales.
En cualquiera de los casos, con Kinesiología conseguimos una recuperación rápida y eficiente. El tratamiento de la ansiedad se aborda de forma holística y contemplando todos los aspectos de la persona. Trabajamos de manera personalizada y respetuosa, de hecho hay personas que podrán ir directos a resolver la parte emocional con técnicas psicoenergéticas, y otros en cambio necesitaran primero ayuda con todos los síntomas físicos. A algunos les funciona estupendamente el tratamiento con Flores de Bach, mientras que otros requieren Homeopatía, suplementos de vitaminas, minerales u oligoelementos. Y otros necesitaran equilibrar todo el sistema de meridianos de acupuntura para acelerar la sanación. Lo que tienen en común todos los casos es que, cuando la persona esté preparada, averiguaremos cuál es el origen de su ansiedad para profundizar en él y resolverlo. En este punto el Test Kinesiológico nos proporciona información precisa acerca de la edad o el trauma que haya vivido la persona y qué es la causa de dicha ansiedad, sin importar lo antiguo que sea o que no lo recuerde por permanecer oculto en el subconsciente.