Julio Sanchidrián. Facilitador / Entrenador Mindfulness
Nuestra mente recibe diariamente numerosos estímulos. Si a esto le sumamos los pensamientos que tenemos a lo largo del día, más de 60 mil y la mayoría de ellos negativos, nos podemos hacer una idea de la gran cantidad estímulos tanto exteriores como interiores que acabamos recibiendo.
En este estado ordinario, en la mayoría de los casos, la mente malinterpreta dichos estímulos, lo que nos lleva a experimentar o vivir una percepción de la realidad totalmente equivocada o diferente de lo que es.
Por otra parte, nuestras experiencias en la vida han hecho que arrastremos heridas emocionales y problemas del pasado que no han sido sanados y que vuelven aparecer a medida que recibimos estímulos, haciéndonos reaccionar de una forma impulsiva y reactiva.
Además tomamos nuestras decisiones según nuestro sistema de creencias y valores, la mayoría de las veces equivocado, erróneo y limitante.
Mindfulness nos permite observar y eliminar los condicionamientos equivocados, limitantes y reactivos, permitiendo al individuo comenzar a responder a través de una forma creativa al abanico de estímulos que constantemente recibe. Uno de los objetivos que trabajamos con mindfulness es que la mente deje de reaccionar de una forma reactiva o impulsiva. Todo esto acaba teniendo una repercusión en la salud general, en el funcionamiento de la mente, en nuestra percepción de la realidad, y en una mejor sincronía cuerpo/mente/espíritu, que podríamos traducirlo en armonía y felicidad.
Esta práctica ha supuesto para Occidente un método seguro y una herramienta fiable que nos permite comenzar a entrenar y a corregir esos funcionamientos desacertados.
Al dejar de reaccionar de una forma reactiva y al ir cambiando nuestra percepción de la realidad comenzamos a actuar de una forma creativa, a tener una percepción de la realidad más clara, no contaminada por nuestras heridas y no condicionada por nuestros pensamientos o por los estímulos exteriores. Es decir, empezamos a responder desde nuestro interior, desde el Ser o el Espíritu.
Por otra parte, al poner presencia en nuestra vida diaria gracias a la práctica de mindfulness, nos va a permitir disfrutar de todas y cada una de las cosas que hacemos, saboreando cada segundo. Nos sorprenderemos incluso a la hora de realizar labores que antes nos parecían desagradables.
La depresión, el estrés y la ansiedad se producen cuando nuestra mente se encuentra en el pasado o en el futuro. Gracias a mindfulness y a la meditación conseguimos mantener nuestra mente en el presente. A partir de aquí es cuando se despliega un mundo de infinitas posibilidades, a la vez que conseguimos hacer desaparecer aquellos males, como también aumenta la motivación, etcétera.
Otro de los trabajos que podemos realizar con mindfulness es el trabajo con la emociones. Las emociones son la respuesta del cuerpo a un pensamiento. Con la práctica podemos observar ese pensamiento sin permitir que la emoción nos lleve y haga reaccionar de una forma impulsiva. Los beneficios son increíbles, en última instancia mejoran la imperturbabilidad y la inteligencia emocional.
Como aplicación de la meditación Vipassana budista cada vez más introducida en Occidente, este tipo de meditación –una de las más conocidas– tiene su origen en una herramienta milenaria utilizada por diferentes y numerosas culturas y religiones a lo largo de la historia.
Da igual quién seas, a qué grupo pertenezcas, cuáles sean tus creencias, credo o nacionalidad, los beneficios de mindfulness están científicamente contrastados, y si se sigue la práctica con disciplina, honestidad y compasión, cambiará tu vida a nivel psicológico, físico y espiritual.
Se está convirtiendo en un instrumento y práctica de gran ayuda para cualquier persona y va tomando sumo interés en el ámbito profesional, en colegios, institutos, hospitales, etcétera.
En la vida diaria, entre otros beneficios, mindfulness nos regala paz, equilibrio, relajación, mejora en las relaciones, involucración a nivel emocional en el trabajo, imperturbabilidad, sintonización o reconexión con nuestra experiencia global. De cara a la enseñanza, ayuda a las personas a aumentar su creatividad, capacidad de concentración y enfoque, aparte de conseguir una mayor claridad mental o inteligencia emocional. En el ámbito de la salud, se obtiene aumento de la resilencia, reducción de estrés, ansiedad y mejora en la calidad de vida, así como la mejora de numerosas enfermedades. En última instancia sorprende al practicante con regalos o milagros.
Quien la practica con disciplina, todos los días, puede obtener beneficios a partir de los dos meses de comenzar, aunque en la mayoría de los casos los resultados llegan antes.
Julio Sanchidrián realiza en la Escuela Sintagma (Valencia) cursos dos meses, un día a la semana de hora y media de duración.
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