Raquel Cabo
Estas esencias, nacidas de una unión entre el agua y la flor, vienen en un momento donde es necesaria restaurar la energía femenina del planeta. El agua es un elemento potencialmente femenino, el mar donde se genera la vida, y los ríos y lagos donde la vida se hace presente. La flor es la sublimación del reino vegetal, representa el alma de un reino que tiene mucha simpatía y afabilidad con el género humano.
Estas flores nacen de una comunión con el alma de la flor y el alma del agua, sintonizadas en un estado meditativo y de sintonización crística. Esta comunicación nace después de mucho tiempo dedicándome a las flores como terapeuta y de un largo proceso personal de crecimiento interior y comunicación con los elementos de la naturaleza, ángeles de las plantas, de los lugares y seres ascendidos.
Las esencias Larimar son esencias envasadas en aguas limpias y cristalinas con agua de mar, y han sido analizadas y valoradas con aparatos de radiónica para confirmar su nivel de energía de luz o bovis.
Lo que más me sorprende de estas flores es la continua evolución de las mismas, como si el espíritu que las asiste tuviera vida, y se adaptara a quien las toma, sacando lo mejor de cada persona y acompañándola en su proceso de sanación.
Las Esencias Florales Larimar están elaboradas para que podáis comunicar y sanar vuestras emociones a través de un sistema inocuo y que devuelve a su centro el alma y el cuerpo, tal como empezó haciendo mucho tiempo atrás el doctor Edward Bach.
Son preparados vibracionales que se extraen de la flor por método de meditación con cristales y agua. Cuando empecé a sintonizar con la energía de las plantas, pedí a mi ser interior que en meditación me comunicara un sistema inocuo, que no supusiera arrancar la planta de la tierra.
Cada flor tiene una característica que impregna el preparado, siendo entonces, muy eficaz como método de sanación vibracional. Cada una de las características de esa flor a nivel vibracional resulta de una conversación interior entre el sintonizador de la flor y la energía sutil de la planta. Es decir, una sintonía con el deva, o alma de la flor, que susurra la eficacia y su utilidad, sobre todo su aplicación en el cuerpo emocional de las personas. Otros sintonizadores conectan con la flor a través de la signatura, es decir, la forma, color, posición y función en relación con su entorno, le indican como si fuera una firma, para qué se utiliza y qué emoción trabaja en sanación.
El creador de la terapia de Flores de Bach y primer sintonizador floral fue el Dr. Bach, que bebe de las fuentes de la homeopatía y de la alquimia, cuyo máximo exponente es Paracelso.
Cuando sintonicé las flores no pensaba en el agua más que como mediadora en la información entre la energía y su trasporte al envase. Sin embargo, cada vez que accedía a un lugar mágico, en busca del lugar donde el deva era activo, y conectaba allí no solo con el tipo de plantas, sino incluso con la flor específica que reclamaba mi atención, algo más reclamó mi atención, y fue el agua que rodeaba esos lugares. Pronto sentí que esa agua llevaba una información importante y necesaria y que, procesada de forma oportuna, podría convertirse en un nuevo remedio para trabajar la energía femenina, base por otra parte de la evolución del planeta en su proceso de ascensión.
Muchas de estas esencias florales han sido conectadas en el Parque Nacional de Cabañeros y en los Montes de Toledo, otras en la franja mediterránea.