Ayurveda Soul Therapy - Tacto Consciente
La fascia es una red de tejido conectivo que cubre de manera tridimensional todo nuestro organismo (músculos, huesos, vísceras…), protegiendo, amortiguando presiones y absorbiendo impactos. Podemos imaginar un pomelo abierto en el que se observa esa membrana blanca que reviste cada gajo y que está a su vez conectada con la cáscara, envolviendo cada elemento del conjunto y creando así una unidad.
La fascia superficial está adherida a la piel y tiene una gran capacidad plástica, adaptándose a las necesidades de aquella estructura que atraviese. La fascia profunda engloba meninges, protegiendo la médula espinal; viscerofascia, envolviendo vísceras e incluso el cerebro, y la miofascia, como enlace del mecanismo entre músculo y hueso.
Comprendiendo que fascia hay solo una, independientemente de la variedad nominal según zonas anatómicas, es importante resaltar el concepto, enfoque y naturaleza holística y global tanto de la fascia como de las emociones y Ayurveda. Nuestra salud y el bienestar físico, emocional y espiritual están sujetos a un cúmulo de elementos y las relaciones entre estos elementos, ya sean dieta, hábitos, carencias o patrones, por nombrar algunos. Por ejemplo, una lumbalgia puede estar originada por un funcionamiento pobre del riñón.
Además de funciones de protección, revestimiento y suspensión, producción de colágeno y bombeo circulatorio entre otras, la fascia tiene la capacidad de retener “memoria emocional”. El recorrido completo y movimiento tridimensional de la fascia puede resultar en que los efectos de un trauma sean globales y prolongarse de manera que puedan ser rememorados con el tiempo.
Memoria tisular y memoria emocional
Las primeras observaciones documentadas acerca de las emociones nos llevan a Hipócrates y su visión de los cuatro humores o estados de ánimo. Hoy entendemos que dentro de la evolución emocional existe versatilidad y polaridad, originando procesos a nivel fisiológico, cognitivo, conductual e incluso de consciencia (espiritual).
Esto ya nos indica la importancia de comprender las emociones como parte sustancial de nuestra propia experiencia. También sugiere observar las manifestaciones emocionales que resultan de nuestra interpretación de las vivencias acontecidas. Como individuos, el modo de percibir, la estructura de nuestro mundo interior y la gestión personal determinará en gran medida nuestras emociones y probablemente nuestra conducta. Podemos decir que la relación entre fascia, emociones y salud se hace palpable cuando un detonante emocional resulta en un síntoma físico o viceversa; de una situación concreta pueden surgir sentimientos, sudoración, temblor, afección de la postura y/o el gesto… (citando algunos).
Se ha podido comprobar que los receptores límbicos cerebrales actúan como canal receptor de lo que podríamos llamar códigos de memoria. Este código se encuentra incorporado en las emociones percibidas y sentimientos experimentados, y son percibidos tanto a nivel cerebral como por todo el organismo.
O´Connor (2005) explica que “el cuerpo debería ser concebido como un único órgano con capacidad sensitiva plena, donde cada tejido guarda una memoria emocional basada en los receptores específicos que posee y en la naturaleza de los mensajes químicos que recibe.
Con todo esto, encontramos que el almacenaje de memoria tisular puede desencadenar un cambio, incluso a nivel patológico, en un momento concreto y en un ser dado. Nos acercamos a la parte final en la que se plantea que la identificación de estas memorias tisulares y emocionales en la fascia o tejido conectivo nos permite la correcta utilización de herramientas terapéuticas. Lo que a su vez nos conduce a la conexión entre fascia, emociones, espiritualidad y Ayurveda como ciencia de la Vida y especialmente en lo relacionado al Tacto Consciente.
Los vínculos
Ayurveda es la medicina tradicional en India, conocida como “Ciencia de la Vida” en Occidente a raíz de la traducción del sánscrito original. Como dato interesante, la OMS considera Ayurveda como el sistema de medicina natural más completo.
En Ayurveda la prevención es fundamental y la dieta, un elemento importante, proponiendo un estilo de vida saludable de manera global y un ejercicio considerable de autoconocimiento.
Una de las características principales en Ayurveda es la importancia de entender nuestra salud y bienestar de manera holística, destacando la estrecha relación entre hábitos beneficiosos tanto físicos como mentales, y un estado óptimo de salud tanto física como emocional y en la mayoría de los casos también espiritual. Para ello Ayurveda contempla la unificación de cuerpo, mente y espíritu, reconociendo que forman parte de una unidad y cualquier desequilibrio, cambio o adversidad en esta conexión puede afectar a su globalidad. Es decir, si una parte del conjunto se ve afectada, el resto puede verse afectado.
A partir de la observación de la sabiduría de la naturaleza, en Ayurveda se desarrollan tres biotipos humanos principales, constituciones o doshas. Estos son Vata, Pita y Kapha.
Esta clasificación, junto a las características del individuo en concreto, permite que Ayurveda trate a “personas” en su “momento actual”.
En conjunción con desarrollar hábitos conductuales coherentes, dieta adecuada a cada constitución y aumentar consciencia del momento presente, Ayurveda propone el masaje, el tacto consciente como instrumento y vehículo terapéutico, y ensalza sus múltiples beneficios tanto a nivel físico como emocional.
Partiendo de la base de que la “presencia” y “entrega” es la esencia de Ayurveda, y sabiendo que el tacto es fundamental para calmar el sistema nervioso como ha sido probado en numerosas ocasiones, es necesario mencionar la importancia en fomentar una evolución personal y profesional como terapeuta basada en el estudio y en la práctica. No en vano hablamos de ser capaces de diferenciar estados anímicos y señales corporales que a menudo conllevan información física y/o emocional que puede resultar compleja de identificar y, más aún, descifrar.
Sin esta escucha interna es difícil progresar hacia el principio de tratar personas en su momento. Para ello contamos con el Tacto Consciente, ese toque sin juicios, con entrega absoluta y conocimiento del ser humano, no sólo a nivel somático, también emocional y espiritual. Este tacto es sensorialmente placentero, profundo y a la vez sutil, abriendo espacios para eliminar toxinas físicas, emocionales y espirituales.
El estudio y entendimiento de las distintas constituciones o doshas en Ayurveda es apropiado y recomendable para amplificar esa sensibilidad necesaria en el tratamiento adecuado para cada persona y su momento presente. En la aplicación al masaje, además de los tres Doshas (Vata, Pita y Kapha), tenemos en cuenta los tres estados de energía o gunas.
Las tres gunas derivan igualmente de la observación de la naturaleza, encontrando tres estados de energía principales: satva, rajas y tamas. Satva es una energía sutil, equilibrada, esencial y pura; rajas es energía en movimiento, acción, y tamas es una energía que tiende al estancamiento, a la quietud y la inercia. Esta información, junto al conocimiento de los doshas, nos permite aplicar el toque apropiado para cada persona, teniendo en cuenta su momento actual. Es importante aclarar que normalmente los doshas están constituidos por partes de uno y de otro en diferentes proporciones, es poco habitual encontrar un dosha único.
Los vata son aire y éter, personas creativas que aprenden y olvidan con la misma facilidad. Con su naturaleza de movimiento, ligereza, inestabilidad, nerviosismo, sabemos que cuando se desequilibran de su eje sienten miedo, ansiedad y les afecta al sistema nervioso, respiratorio, articulaciones. Para vata es recomendable el toque sátvico, el reposo y silencio mental.
Pita combina fuego y agua, son personas inteligentes, les gusta la acción y desprenden mucha energía. También son reactivos, con tendencia al enfado rápido aunque no lo retienen. De piel sensible e irritable y un sistema digestivo débil. Muy positivos cuando están equilibrados, de no ser así sienten celos, rabia y pasión tanto para lo bueno como para lo menos bueno. Pita se beneficia del toque rajásico.
Agua y Tierra componen kapha, son personas que retienen y su energía puede ser estática e incluso fría. Con un esqueleto pesado y a menudo de complexión grande, son tranquilos, dulces, amorosos, aunque les cuesta mucho generar acción, necesitan movimiento. Para kapha el toque rajásico, incluso tamásico, es acertado.
Conviene mencionar brevemente que en el masaje ayurvédico es habitual el uso de aceites base (a menudo calientes) combinados con aceites esenciales, de nuevo teniendo en cuenta el dosha predominante, las características del individuo y su momento presente. La aplicación del aceite sobre la piel actúa como nutriente y equilibrador, su uso es fundamental en sesiones y tratamientos. La materia de los aceites en Ayurveda es extensa y merece atención y estudio en profundidad.
Nada de lo expuesto adquiriría pleno sentido si no añadiéramos antes de concluir un ingrediente esencial e irremplazable para poner en práctica el Tacto Consciente, que no es otro que el Amor. Es el amor incondicional y el respeto ante el otro ser lo que permite despojar juicios, apaciguar el ego y abrirse a una entrega plena y consciente.
Es gracias a esto que podemos interpretar mensajes sensoriales almacenados en la fascia y el organismo al completo. Esta manifestación de amor es lo que posibilita al terapeuta dejarse guiar por sus manos para identificar, reconocer y en definitiva “sentir” al otro. En este cruce de corazones es donde se encuentra la base de toda buena práctica.
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